El presidente del festejo es la persona sobre la que recae el peso de las decisiones en el festejo. El presidente tiene la última palabra. La mayoría de las veces son comisarios de policía los que presiden una corrida de toros.

Como se puede ver en la imagen el presidente del festejo sostiene en su mano un pañuelo verde. Esta es la forma que tiene el presidente del festejo para llevar la corrida con orden. Para el correcto transcurso existen varios pañuelos como éste. Cada uno tiene un significado. Existen cinco: blanco, verde, azul, naranja y rojo.





La mayoría de las decisiones del presidente vienen a raíz de la petición del público. En el caso de las orejas, la primera es decisión de público. Si hay una petición mayoritaria y repartida por toda la plaza el presidente del festejo, atendiendo al reglamento, se ve obligado a otorgarla. En el caso de la segunda oreja y del rabo ya es decisión exclusiva del presidente. Para dar esos trofeos es necesario que no disminuya la petición.
Los avisos por otro lado indican que la faena del torero ha de ir acabando. Cada torero tiene diez minutos, que empiezan a contar desde que el torero coge la muleta. Una vez cumplidos suena el primer aviso. A los tres minutos de sonar el primero suena el segundo y si no consigue matarlo a los dos minutos del segundo suena el tercer y último aviso. En ese mismo momento el torero ya no podrá seguir intentando matar al toro.
La devolución a los corrales del toro depende del criterio de los veterinarios que asesoran al presidente. Las posibles causas son siempre lesiones físicas como romperse una pata o que la falta de fuerza en el toro se muy grande. También la rotura, parcial o total, de un pitón pueden llevar al presidente a cambiar el toro por un sobrero.
Tanto con la vuelta al ruedo al toro y el indulto juega un papel muy importante el torero. Si el toro es bueno, repite la embestida y muestra toda su bravura el torero puede torear a gusto y hacer ver al respetable las buenas condiciones que posee. Esto siempre supone un triunfo para el toro, el torero, el ganadero y en definitiva para la fiesta.
El último de los pañuelos es el menos utilizado, hay muchos toros mansos que no llevan banderillas negras, pero es síntoma de que algo falla, y que la bravura en ese toro brilla por su ausencia.
Para concluir, decir que el reglamento taurino difiere en algunas comunidades autónomas. En Andalucía, por ejemplo, los avisos comienzan a contar a partir de que el torero entra a matar. En el país vasco hay que cortar dos orejas en el mismo toro para salir por la puerta grande. De todas formas el transcurso de la lidia es el mismo.
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